Estoy indispuesta... ¿para qué?

Indispuesta para hablar de cosas que no me importan, para ruidos molestos y palabras sordas. Indispuesta para críticas, quejas y susceptibilidades, para peliculas, novelas y canciones melosas. Indispuesta para disimular.

Dispuesta a ser menos diplomática, más franca, más frontal. Dispuesta a sacar conclusiones de la vida, a hacer terapia con la escoba, el terapeuta, un gato, una amiga o leyendo una revista en el bar de la esquina, mientras analizo como hizo Pampita para volver a su peso 30 días después de ser madre, a la par que prometo no comer más medialunas.Pero están tan ricas y el café tan justo y esa esquina tan contenedora,que no es que vaya a romper la promesa, es que directamente nació rota.

Dispuesta a escribir, a decir lo que pienso. No hay mejor carta de furia que la que uno escribe indispuesta. Es tan clara, tajante, mordaz y puntual que no hay argumento que rebata lo expuesto. Filosas y peleadoras, pero tan sensibles, que sino desbordamos de ira desbordamos en lágrimas o las dos cosas a la vez. Estar indispuesta es tener agudizados los sentidos.

Dispuesta a cocinar rico, a meditar profundo y a concederme los placeres de esta vida. Quiero mimos, (de los que me gustan), abrazos (en la medida justa) , chocolates que me pongan bien.
Una ducha larguisima, una buena crema por todo el cuerpo, tirarme panza arriba en la cama y quejarme del dolor de ovarios, con un toque morboso de satisfacción. Dispuesta a hacer el amor.

Dicen que el sexo alivia los dolores y en estos casos... lo mejor es no quedarse con las dudas.


Vos, para qué estás in/dispuesta?